¿Duermes bien? Esperamos que sí, pues cuando no tenemos una buena noche de sueño todo nuestro día queda comprometido. Las preocupaciones afectan el sueño de mucha gente. Los problemas no salen de la cabeza e impiden que la persona duerma en paz. ¿Qué hacer? Una solución es hablar de los problemas, compartiéndolos con alguien. Dios está siempre listo a escucharte. Abre tu corazón a Dios. Él se preocupa contigo. Acuérdate de Jesús. Él fue enviado por Dios para resolver un gran problema, la muerte eterna. Jesús dio Su vida para que tú tengas vida eterna. Dios te ama, confía en Él y te sentirás en paz y en seguridad que te ayudarán a vivir más tranquilo y a tener mejores sueños.
Llena Señor, mi vida de paz y seguridad. Ayúdame a vivir de manera más tranquila y a convivir con los problemas de manera sana y valerosa. Amén.
Lectura: Salmos 4:8
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